Los datos no mienten y es que según el INE (instituto nacional de estadística) cada año, cerca de 100.000 parejas, dan por finalizada su relación, eso es una realidad que afecta y mucho al sector inmobiliario.
Publicado el 14-04-2020
Desde GARLAN SELECTION somos conscientes que detrás de una decisión así, suele haber un proceso doloroso.
Los datos no mienten y es que según el INE (instituto nacional de estadística) cada año, cerca de 100.000 parejas, dan por finalizada su relación, eso es una realidad que afecta y mucho al sector inmobiliario.
Desde GARLAN SELECTION somos conscientes que detrás de una decisión así, suele haber un proceso doloroso y es que, a partir de ese momento, es cuando comienzan a surgir una gran cantidad de dudas entre ambos miembros de la ya expareja. La mayor parte de esas dudas, giran en torno al tema de la vivienda, pues son varias las decisiones posibles que se pueden tomar, cuándo la convivencia ha llegado a su fin.
Antes de dar cualquier paso, se debe tener muy claro si la ruptura es definitiva o es una crisis matrimonial en la que la confusión y la angustia, van de la mano, pero puede que haya una reconciliación. Si no hay duda de que es ruptura definitiva, en GARLAN SELECTION somos partidarios de que el divorcio o la separación sea amistosa, (cosa nada sencilla, lo sabemos), eso agilizaría mucho las cosas y se podrá llegar a una negociación satisfactoria, eso sí, que quede bien reflejado en un convenio regulador, para evitar problemas.
·Está claro que, si la pareja vivía de alquiler, la solución es sencilla, sin contar evidentemente el trauma sentimental que conlleva el divorcio o separación. Bastará con que, cada uno se vaya hacia un lado sin más, se cancele el contrato de alquiler y ya está. En este aspecto, no hay nada más que añadir.
La complicación viene cuando ambos comparten la vivienda en propiedad, o puede que la casa pertenezca a sólo uno de los dos o bien, que estén pagando una hipoteca a medias.
Desde GARLAN SELECTION , vamos a analizar estas opciones.
·Si la casa es de uno de los dos en propiedad, eso no variará, seguirá siendo el propietario/a, otra cosa es quién la usará. Normalmente, si no hay hijos por medio, se le concederá a aquel de los dos que se encuentre más desfavorecido.
Si hay hijos en la pareja, el uso de la propiedad pasará directamente al que tenga la custodia del menor o menores, que, en la mayoría de las ocasiones, suele ser la mujer.
·Si la vivienda es propiedad de ambos, se deberá decidir si la casa se la queda uno de los dos, con una compensación económica a la otra parte, (lo normal en estos casos es que uno le compre al otro su parte); pueden decidir que los dos sigan haciéndose cargo de los gastos de hipoteca y mantenimiento a partes iguales, sin más, (esto es algo menos común); también pueden abandonar los dos la vivienda, poniéndola en alquiler, repartiéndose entre ambos, los beneficios; o ponerla a la venta, (decisión que suele ser la más habitual).
·Cuando se ha decidido venderla, tendrán que ponerse de acuerdo marcando un precio, el porcentaje de beneficio que le corresponderá a cada uno (lo ideal sería al 50%) y asumir que no siempre se vende rápido, por lo que tendrán que seguir haciéndose cargo de los gastos que vaya generando la vivienda, hasta que por fin aparezca una persona interesada en comprarla.
Por tantas complicaciones, sumado a los traumas sentimentales que arrastran estas situaciones, en GARLAN SELECTION, aconsejamos que, lo mejor es ponerse en manos de profesionales como nosotros, os daremos asesoramiento, un trato personalizado y sobre todo discreción.